jueves, 1 de diciembre de 2016

La transformación genética



“Por los dioses, por los perros, por Dios, por nuestro Señor Ford, por el gen”



Aristóteles en la primera línea de su Metafísica, anunciaba la característica más importante del hombre, aquella naturaleza del querer saber, en contraposición de alguna idea de quietud, que para los griegos fue imposible de sostener. En otra obra tan o más importante que la metafísica, como fue su Política, sostuvo la siguiente idea: un hombre que no viviese en una polis o era una bestia o era un Dios, pero le faltó decir algo contradictorio y por eso mismo creo que no lo dijo, la animalidad sagrada, es decir aquel hombre que no era ni un polites ni un dios propiamente dicho, era una confusión para sí mismo.

Es precisamente, en esta animalidad sagrada en la que el hombre sin patria, sin nación, en una idea globalizada de mundo, de universo, ha perdido el sentido de su propio compromiso con el saber y con ello el propio sentido de su existencia. Por ello, siempre partiremos de un contexto dramático para hacer una crítica filosófica de la realidad, pues si ya estamos en una comodidad y en un adormecimiento de nuestro saber, será imposible, cuestionarnos filosóficamente; como diría Étienne Gilson, la filosofía no es amor a la sabiduría que ya se tiene sino precisamente a aquella sabiduría que ignoramos.

En esta perspectiva de cambios de paradigmas, y olvido intencional del saber teórico o contemplativo por el saber practico o el saber poietico, los cuales fueron disgregados por una falta de respeto a la dialéctica natural; hizo posible que el ingenio del hombre haya alcanzado nuevas metas donde el comportamiento y la responsabilidad ética se han visto olvidadas y, por lo tanto, dejadas de algún modo en la caja ya abierta de pandora y vuelta a cerrar.

Hoy en día, aquel animal sagrado ha tenido como logro exitoso y real, el poder enfrentarse a la totalidad de lo existente, y lo ha llamado muy graciosamente, un caldo de color café o un caldo primario. Para entender propiamente esto, habría que traer a colación un título inolvidable de la obra de Marcuse, el hombre unidimensional, Herbert, con esta obra, critica al sistema marxista y nos ponía muy atentamente al olvido metafísico de la realidad. Antes de Marx, como George Lucas, había sostenía que toda la existencia era profundamente material, olvidándose de aquel componente tan importante del idealismo alemán. Aquel “Geist” absoluto. 

Con esto quiero decir que uno de los primeros rompimientos de nuestra tradición cultural ha sido con la idea y el concepto de espíritu, y nos hemos inmolado en esta clase de lenguaje materialista. Acordémonos que toda revolución sea de cualquier tipo le antecede una revolución del lenguaje. Y nosotros especialmente en un país como el nuestro vivimos inconscientemente atrapados en un lenguaje marxista (materialista).

El hoy, ese desenvolvimiento o dialéctica de la materia, nos ha arrojado a nuevas posibilidades que antes sólo se nos había presentado en la literatura[1] o en algunos casos en el séptimo arte.[2] La nueva genética ha entrado ya en la pirámide del conocimiento productivo y será muy difícil regularla sin algún tipo de “filosofía positiva” o algún tipo de moralidad expresada por algunas religiones.[3]

“Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ Λόγος, καὶ ὁ Λόγος ἦν πρὸς τὸν Θεόν, καὶ Θεὸς ἦν ὁ Λόγος” o su forma latina “In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum”[4]. Estas fórmulas pasaron a ser parte de la tradición rota. En el hoy esto ya no es así, lo que había antes no es una pregunta licita, ahora tendríamos que preguntarnos qué es lo que había antes de nosotros. Y lo que había antes de nosotros, era ese caldo primario compuesto de metano, agua, dióxido de carbono y amoniaco, los cuales serían nuestros primeros padres, y al estar estos elementos expuestos a chispazos o a la luz ultravioleta propia del sol, darán como resultado: gases y otras moléculas más complejas de la realidad tales como la Purina y la Primidina, los cuales son los componentes de la molécula genética “ADN”[5], vemos así que la revolución del lenguaje ya se daba e iniciaba para obtener estos grandes movimientos de la manipulación genética.

El paleontólogo George G. Simpson propondrá esta nueva interpretación de la realidad para desterrar toda idea que provenga de lo misterioso, pero sobre todo eliminará el porqué del valor de la existencia del hombre como creatura y criatura, el qué es el hombre, y sobre todo dejara de lado las ideas de espíritu, alma y divino, para centrarse en esta nueva realidad como es la del gen, en pocas palabras dejará de lado la especulación para entrar a las ciencias exactas.

En 1979 el microbiólogo Daniel Nathans y algunos colaboradores descubrieron el proceso de fragmentación del ADN con enzimas, dando inicio a la nueva genética, ahora ya no solo tocamos la materia, ahora ya no solo vemos al átomo, ahora vemos y tocamos al gen. Lo cual ha permitido que a través de nuevas técnicas experimentales se purifique la constitución misma del ADN. Estas técnicas permiten la modificación del material genético in vitro y su posterior reinserción a los organismos vivos. 

El problema ético de esta nueva lectura de tratamiento es hasta cuanto es realmente licito y valido una manipulación genética para permitir un beneficio al propio individuo o a la propia especie, por ejemplo, la especie humana, la especie animal, la especie vegetal. Por qué no nos preguntamos por el otro que no es yo, por qué permitimos la reproducción in vitro de los osos panda en Tokio, por qué permitimos alimentos transgénicos, por ejemplo, el maíz en Sudamérica, porque tan ilusamente nos jugamos el papel de ser los protagonistas de la historia. Y por más que nos preguntemos, que no está demás, aún no sabemos cuáles son los efectos reales de estas manipulaciones. Esto nos debería llevar a revalorar algunos cuantos derechos del hombre en el uso de la manipulación genética, pues en esto el hombre sigue creyendo que es ese animal sagrado que todo lo puede.

Este deseo desordenado del animal sagrado tiene como supuesto fin, la idea de bien, pero lo que realmente expresa es la idea de bienestar, que no es otra cosa que el poder existir sin error, lo cual traerá consigo en una nueva sociedad vacíos de ley, es decir se presentaras nuevos problemas legales, encasillados todos en el problema del genoismo.[6]

Si ya de por si la jurisprudencia trae problemas, ahora se da un nuevo inicio a la legalidad conflictiva, por la estupidez del accionar sagrado del animal donde lo llevará a hacerse menos humano y más genético con una característica muy especial, el egoísmo, pues no podemos criticar a la técnica, ya de por si ella funciona correctamente.

Algunas de las expresiones que en un futuro no lejano se darán.

a) Tengo derecho a ser padre.

b) Tengo derecho a ser madre.

c) Tengo derecho a formar una familia.

d) Tengo el derecho de casarme. 

e) Tengo derecho a un patrimonio genético.

f) Tengo derecho de congelar mi esperma.

g) Tengo derecho a congelar mis óvulos.

h) Tengo derecho a congelar mis cigotos.

i) Tengo el derecho de un trabajo al cual estoy dispuesto genéticamente sobre a aquel que esta menos “preparado”. (hecho para tal función, en el fondo es un determinismo perfeccionista), tengo derechos específicos sobre el que nos los tiene, por ser simplemente reproducido por forma “natural”. Tengo derecho de pasar sobre otro porque soy más perfecto que el otro

j) Tengo derecho a ser eugenésico, tengo derecho sobre otra especie (“especianismo” ) En el fondo es un racismo genetico contradictorio.

k) Tengo derecho a tener a un hijo sanos, bajo el derecho de comprar un objeto (niños a la carta)

l) Tengo derecho de elegir qué hijo quiero tener o en otras palabras quiero tener un hijo del modelo que quiero.

m) Tengo el derecho de tener otro yo (clonación perfecta) para que sea mi seguro personal, ya ni para el supuesto de mi propio conocimiento.

n) Tengo el derecho de que mis hijos no se sientan diferentes o deficientes respecto al hijo genéticamente mejorado

o) Tengo derecho de eliminarme porque no soy apto genéticamente…

La evolución genética ha terminado por crear un nuevo tipo de sociedad o estado, que cada vez más posee la característica de la ciudad de los hombres expuesta por San Agustín en “Civitas Dei”. Obviamente esto no es visto por el acriticismo del animal sagrado.

En el fondo bien lo expreso Richard Dawkins, lo importante no es la evolución de la especie sino la permanencia en el tiempo del propio gen, pues así se pasaría por alto o por lo menos se resolvería el problema del especionismo, que en el fondo es un racismo eugenésico por la naturaleza del propio gen. El hombre ha perdido el protagonismo de la historia y por lo tanto ha perdido el sentido de su existencia.

Lo que está permitiendo la manipulación genética es que se rompa la tradición de la naturaleza, se pasa por encima de ella y presenta a la realidad (nosotros) como una máquina de supervivencia. El hombre que busca purificarse en el fondo está estableciendo un pequeño nazismo para sí mismo.(Teras) Lo cual quiere decir que toda practica inicialmente deseable nos llevará indefectiblemente a consecuencias indeseables. La ciencia, tomada y expresada en un hombre unidimensional o en un animal sagrado no tiene siempre buen término, contradiciendo este principio el argumento empírico dice que todo lo tecnológicamente posible se llevará a cabo antes o después, a causa del imperativo tecnológico, que quebrantará la realidad psíquica del individuo.

El hecho de purificar a la persona por medio de la manipulación genética, tendrá como consecuencia la perdida de la vivencia de hechos altruistas o hechos filántropos, perdemos sobretodo le hecho de la caridad. Viviremos en una sociedad que terminara por drogarnos a todos en un determinismo sin libertad alguna y si quieres escapar, aparecerá alguna otra droga que te mantenga dormido en la matriz. Lo único importante es el gen expresado en términos de Schopenhauer, es aquella fuerza “ciega” que quiere permanecer en el tiempo.

[1] Podemos referir al libro “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, donde encontraremos desde el inicio una propuesta genética de un estado feliz. 


[2] Puede verse a modo de ampliación del tema, “Cuando el destino nos alcance” (1973) “Identidad sustituta” (2009) “Transcendence” (2104) “Inteligencia artificial” (2001) Gattaca (1997). 


[3] No debemos jugar a ser dioses, y lo segundo es si permitimos aplicar la manipulación genética para curar enfermedades no habrá barrera que impidan aplicar la técnica para mejorar la especie humana, y se entrará en el proceso de eugenesia. 


[4] En el principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios y Dios era la Palabra. 


[5] Ácido desoxirribonucleico, constituye el material genético de las células y contiene en su secuencia la información para la síntesis de proteínas, conocido más por sus siglas ADN o DNA. 


[6] La discriminación genética también conocida como Genoísmo, ocurre cuando las personas son tratadas de manera diferente y afecta al individuo, por ejemplo, por su empleador, escuela o por su compañía de seguros, debido a que tienen o aparentan tener una mutación genética que podría causar o incrementar el riesgo de padecer un trastorno hereditario. También puede referirse a cualquier tipo de discriminación sustentada en el genotipo de una persona en lugar de sus propios méritos.