jueves, 1 de diciembre de 2016

La transformación genética



“Por los dioses, por los perros, por Dios, por nuestro Señor Ford, por el gen”



Aristóteles en la primera línea de su Metafísica, anunciaba la característica más importante del hombre, aquella naturaleza del querer saber, en contraposición de alguna idea de quietud, que para los griegos fue imposible de sostener. En otra obra tan o más importante que la metafísica, como fue su Política, sostuvo la siguiente idea: un hombre que no viviese en una polis o era una bestia o era un Dios, pero le faltó decir algo contradictorio y por eso mismo creo que no lo dijo, la animalidad sagrada, es decir aquel hombre que no era ni un polites ni un dios propiamente dicho, era una confusión para sí mismo.

Es precisamente, en esta animalidad sagrada en la que el hombre sin patria, sin nación, en una idea globalizada de mundo, de universo, ha perdido el sentido de su propio compromiso con el saber y con ello el propio sentido de su existencia. Por ello, siempre partiremos de un contexto dramático para hacer una crítica filosófica de la realidad, pues si ya estamos en una comodidad y en un adormecimiento de nuestro saber, será imposible, cuestionarnos filosóficamente; como diría Étienne Gilson, la filosofía no es amor a la sabiduría que ya se tiene sino precisamente a aquella sabiduría que ignoramos.

En esta perspectiva de cambios de paradigmas, y olvido intencional del saber teórico o contemplativo por el saber practico o el saber poietico, los cuales fueron disgregados por una falta de respeto a la dialéctica natural; hizo posible que el ingenio del hombre haya alcanzado nuevas metas donde el comportamiento y la responsabilidad ética se han visto olvidadas y, por lo tanto, dejadas de algún modo en la caja ya abierta de pandora y vuelta a cerrar.

Hoy en día, aquel animal sagrado ha tenido como logro exitoso y real, el poder enfrentarse a la totalidad de lo existente, y lo ha llamado muy graciosamente, un caldo de color café o un caldo primario. Para entender propiamente esto, habría que traer a colación un título inolvidable de la obra de Marcuse, el hombre unidimensional, Herbert, con esta obra, critica al sistema marxista y nos ponía muy atentamente al olvido metafísico de la realidad. Antes de Marx, como George Lucas, había sostenía que toda la existencia era profundamente material, olvidándose de aquel componente tan importante del idealismo alemán. Aquel “Geist” absoluto. 

Con esto quiero decir que uno de los primeros rompimientos de nuestra tradición cultural ha sido con la idea y el concepto de espíritu, y nos hemos inmolado en esta clase de lenguaje materialista. Acordémonos que toda revolución sea de cualquier tipo le antecede una revolución del lenguaje. Y nosotros especialmente en un país como el nuestro vivimos inconscientemente atrapados en un lenguaje marxista (materialista).

El hoy, ese desenvolvimiento o dialéctica de la materia, nos ha arrojado a nuevas posibilidades que antes sólo se nos había presentado en la literatura[1] o en algunos casos en el séptimo arte.[2] La nueva genética ha entrado ya en la pirámide del conocimiento productivo y será muy difícil regularla sin algún tipo de “filosofía positiva” o algún tipo de moralidad expresada por algunas religiones.[3]

“Ἐν ἀρχῇ ἦν ὁ Λόγος, καὶ ὁ Λόγος ἦν πρὸς τὸν Θεόν, καὶ Θεὸς ἦν ὁ Λόγος” o su forma latina “In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum”[4]. Estas fórmulas pasaron a ser parte de la tradición rota. En el hoy esto ya no es así, lo que había antes no es una pregunta licita, ahora tendríamos que preguntarnos qué es lo que había antes de nosotros. Y lo que había antes de nosotros, era ese caldo primario compuesto de metano, agua, dióxido de carbono y amoniaco, los cuales serían nuestros primeros padres, y al estar estos elementos expuestos a chispazos o a la luz ultravioleta propia del sol, darán como resultado: gases y otras moléculas más complejas de la realidad tales como la Purina y la Primidina, los cuales son los componentes de la molécula genética “ADN”[5], vemos así que la revolución del lenguaje ya se daba e iniciaba para obtener estos grandes movimientos de la manipulación genética.

El paleontólogo George G. Simpson propondrá esta nueva interpretación de la realidad para desterrar toda idea que provenga de lo misterioso, pero sobre todo eliminará el porqué del valor de la existencia del hombre como creatura y criatura, el qué es el hombre, y sobre todo dejara de lado las ideas de espíritu, alma y divino, para centrarse en esta nueva realidad como es la del gen, en pocas palabras dejará de lado la especulación para entrar a las ciencias exactas.

En 1979 el microbiólogo Daniel Nathans y algunos colaboradores descubrieron el proceso de fragmentación del ADN con enzimas, dando inicio a la nueva genética, ahora ya no solo tocamos la materia, ahora ya no solo vemos al átomo, ahora vemos y tocamos al gen. Lo cual ha permitido que a través de nuevas técnicas experimentales se purifique la constitución misma del ADN. Estas técnicas permiten la modificación del material genético in vitro y su posterior reinserción a los organismos vivos. 

El problema ético de esta nueva lectura de tratamiento es hasta cuanto es realmente licito y valido una manipulación genética para permitir un beneficio al propio individuo o a la propia especie, por ejemplo, la especie humana, la especie animal, la especie vegetal. Por qué no nos preguntamos por el otro que no es yo, por qué permitimos la reproducción in vitro de los osos panda en Tokio, por qué permitimos alimentos transgénicos, por ejemplo, el maíz en Sudamérica, porque tan ilusamente nos jugamos el papel de ser los protagonistas de la historia. Y por más que nos preguntemos, que no está demás, aún no sabemos cuáles son los efectos reales de estas manipulaciones. Esto nos debería llevar a revalorar algunos cuantos derechos del hombre en el uso de la manipulación genética, pues en esto el hombre sigue creyendo que es ese animal sagrado que todo lo puede.

Este deseo desordenado del animal sagrado tiene como supuesto fin, la idea de bien, pero lo que realmente expresa es la idea de bienestar, que no es otra cosa que el poder existir sin error, lo cual traerá consigo en una nueva sociedad vacíos de ley, es decir se presentaras nuevos problemas legales, encasillados todos en el problema del genoismo.[6]

Si ya de por si la jurisprudencia trae problemas, ahora se da un nuevo inicio a la legalidad conflictiva, por la estupidez del accionar sagrado del animal donde lo llevará a hacerse menos humano y más genético con una característica muy especial, el egoísmo, pues no podemos criticar a la técnica, ya de por si ella funciona correctamente.

Algunas de las expresiones que en un futuro no lejano se darán.

a) Tengo derecho a ser padre.

b) Tengo derecho a ser madre.

c) Tengo derecho a formar una familia.

d) Tengo el derecho de casarme. 

e) Tengo derecho a un patrimonio genético.

f) Tengo derecho de congelar mi esperma.

g) Tengo derecho a congelar mis óvulos.

h) Tengo derecho a congelar mis cigotos.

i) Tengo el derecho de un trabajo al cual estoy dispuesto genéticamente sobre a aquel que esta menos “preparado”. (hecho para tal función, en el fondo es un determinismo perfeccionista), tengo derechos específicos sobre el que nos los tiene, por ser simplemente reproducido por forma “natural”. Tengo derecho de pasar sobre otro porque soy más perfecto que el otro

j) Tengo derecho a ser eugenésico, tengo derecho sobre otra especie (“especianismo” ) En el fondo es un racismo genetico contradictorio.

k) Tengo derecho a tener a un hijo sanos, bajo el derecho de comprar un objeto (niños a la carta)

l) Tengo derecho de elegir qué hijo quiero tener o en otras palabras quiero tener un hijo del modelo que quiero.

m) Tengo el derecho de tener otro yo (clonación perfecta) para que sea mi seguro personal, ya ni para el supuesto de mi propio conocimiento.

n) Tengo el derecho de que mis hijos no se sientan diferentes o deficientes respecto al hijo genéticamente mejorado

o) Tengo derecho de eliminarme porque no soy apto genéticamente…

La evolución genética ha terminado por crear un nuevo tipo de sociedad o estado, que cada vez más posee la característica de la ciudad de los hombres expuesta por San Agustín en “Civitas Dei”. Obviamente esto no es visto por el acriticismo del animal sagrado.

En el fondo bien lo expreso Richard Dawkins, lo importante no es la evolución de la especie sino la permanencia en el tiempo del propio gen, pues así se pasaría por alto o por lo menos se resolvería el problema del especionismo, que en el fondo es un racismo eugenésico por la naturaleza del propio gen. El hombre ha perdido el protagonismo de la historia y por lo tanto ha perdido el sentido de su existencia.

Lo que está permitiendo la manipulación genética es que se rompa la tradición de la naturaleza, se pasa por encima de ella y presenta a la realidad (nosotros) como una máquina de supervivencia. El hombre que busca purificarse en el fondo está estableciendo un pequeño nazismo para sí mismo.(Teras) Lo cual quiere decir que toda practica inicialmente deseable nos llevará indefectiblemente a consecuencias indeseables. La ciencia, tomada y expresada en un hombre unidimensional o en un animal sagrado no tiene siempre buen término, contradiciendo este principio el argumento empírico dice que todo lo tecnológicamente posible se llevará a cabo antes o después, a causa del imperativo tecnológico, que quebrantará la realidad psíquica del individuo.

El hecho de purificar a la persona por medio de la manipulación genética, tendrá como consecuencia la perdida de la vivencia de hechos altruistas o hechos filántropos, perdemos sobretodo le hecho de la caridad. Viviremos en una sociedad que terminara por drogarnos a todos en un determinismo sin libertad alguna y si quieres escapar, aparecerá alguna otra droga que te mantenga dormido en la matriz. Lo único importante es el gen expresado en términos de Schopenhauer, es aquella fuerza “ciega” que quiere permanecer en el tiempo.

[1] Podemos referir al libro “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, donde encontraremos desde el inicio una propuesta genética de un estado feliz. 


[2] Puede verse a modo de ampliación del tema, “Cuando el destino nos alcance” (1973) “Identidad sustituta” (2009) “Transcendence” (2104) “Inteligencia artificial” (2001) Gattaca (1997). 


[3] No debemos jugar a ser dioses, y lo segundo es si permitimos aplicar la manipulación genética para curar enfermedades no habrá barrera que impidan aplicar la técnica para mejorar la especie humana, y se entrará en el proceso de eugenesia. 


[4] En el principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios y Dios era la Palabra. 


[5] Ácido desoxirribonucleico, constituye el material genético de las células y contiene en su secuencia la información para la síntesis de proteínas, conocido más por sus siglas ADN o DNA. 


[6] La discriminación genética también conocida como Genoísmo, ocurre cuando las personas son tratadas de manera diferente y afecta al individuo, por ejemplo, por su empleador, escuela o por su compañía de seguros, debido a que tienen o aparentan tener una mutación genética que podría causar o incrementar el riesgo de padecer un trastorno hereditario. También puede referirse a cualquier tipo de discriminación sustentada en el genotipo de una persona en lugar de sus propios méritos.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Critica al desarrollo moral de Piaget


Aparentemente, en esta realidad continua y vivida inconscientemente, el hombre aparenta saber su bien moral. Aparenta, además, presuponer “hacer el bien y evitar el mal” como lo más natural posible. Y digo “aparentemente” porque el hombre vive engañado en su propia mentira o por lo menos en sus propias falacias.
¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? ¿Debemos hacerlo?, ¿Debemos evitarlo? ¿qué es lo que realmente deberíamos hacer? y sobre todo ¿en qué condiciones o circunstancias nos encontramos para saber actuar?
La pregunta por el “deber ser” del hombre nos ha sido impuesta por la religión, serían las palabras que algunos no pocos no ilustrados, y sobre todo no pocos resentidos de la sociedad actual, darían por comentario. Algunos cuantos “pocos” y del mismo nivel que sus predecesores explicarán “el deber ser” del hombre por medio de la historia, otros no tan pocos tratarán de explicar aquel “deber ser” por medio de la jurisprudencia y otros no tan pocos, justificarán su “deber ser” por medio de estudios teórico-práctico de la psicología. Lo que han olvidado estos personajes es a aquel individuo que por exigencia y sobre todo por excelencia es capaz de decir que es lo que debemos hacer en un determinado contexto, es decir: el filósofo.
¿Qué es realmente es ese “deber ser” según una naturaleza natural o naturaleza convencional o una naturaleza mixta? ¿Qué es lo que debemos pretender, en nuestro compromiso con la verdad desarrollada como bien moral?
Lo que presupone todo hombre, ya sea cualquier tipo de hombre del que hablemos, el historiador, el jurista, y hasta el psicólogo, tiende a presuponer tres puntos muy objetivos como lo son: a) el conocimiento práctico del bien moral, es decir presupone la captación del bien que es posible realizar, b) presupone el juicio acerca de la cualidad moral de las acciones, es decir el juicio que hago corresponde a un tipo de moralidad tácita; y por último, c) presupone la deliberación de que acción es la más adecuada, es decir el dar por hecho que estoy capacitado a elegir que acción es la mejor y correcta en cada situación moral. Ante estas presuposiciones se establecen mediante estudios ya sean biológicos, juristas, históricos, o psicológicos, lo que es el bien moral del individuo.
Por ejemplo, tenemos el estudio desarrollado por Piaget y Kohlberg que tienen como punto de referencia el desarrollo moral centrado en el niño. 
Lo que hizo Piaget fue establecer tres etapas del desarrollo moral, en aquella primera gran fase del desarrollo del individuo, que se caracteriza por esa especie de “evolución” cognoscitiva propia del ser humano, Piaget trató de entender la naturaleza del deber ser del hombre, aquella moralidad, enmarcado en un contexto biologista, pues justificará su teoría en edades determinadas por el desarrollo mismo de la estructura del ser humano.
Piaget justificará su estudio en el aspecto estructural cognoscitivo, es decir justificará su propia teoría en un sistema de reglas, donde la moralidad tendrá valor en las normas, donde podremos encontrar la primera forma de jurisprudencia temprana. Establecer “hacer el bien y evitar el mal” por medio del cumplimiento de reglas establecidas por el mismo hombre. Este sistema se dividirá en tres momentos:
Etapa pre moral
Esta etapa abarca los primeros años de la vida del niño, éste aún no tiene conciencia de las reglas, por lo cual sólo esta potencializado para desarrollar más adelante su capacidad moral por sí mismo, la moralidad ahora le viene impuesta por los referentes adultos. No tiene la idea consciente de moralidad por razonamiento abstractos. Los mandatos deben ser acatados por la autoridad de quien se desprende, se da por sentado que esta autoridad tiene una autonomía de la moralidad. En el niño no se presenta la voluntad autónoma, se rige por una regla universal sin comprenderla pero que es aceptada por la autoridad de quien se desprende.
Etapa heterónoma
Abarca aproximadamente entre los 5 y los 10 años. Los niños en esta edad tienden a considerar que las reglas son impuestas por figuras de autoridad (referente familiar o social) donde la regla universal es impuesta como una dicotomía entre lo correcto y lo incorrecto, pero se olvida que lo correcto no es siempre lo bueno y no necesariamente lo incorrecto es lo malo., y no llegan a esta visión porque las normas son sagradas o por lo menos rígidas e inalterables, por ello la moralidad de los actos o bien son premiadas o terminan por ser castigadas. De alguna manera se da el primer paso a esa voluntad autónoma pero no termina por desprenderse de esa heteroneidad, se sigue objetivizando, pero no regresa a una racionalidad abstracta de la moralidad en sí. 
El sistema de reglas o normas en la etapa heterónoma va dejando de lado a la autoridad del referente mayor, por una igualdad entre compañeros de juegos. El respeto por las normas se ve afianzada por la propia normatividad consensual entre pares o iguales. Aparece la primera forma de contrato implícita dada por las reglas de juego. Se pone límites a la voluntad que aún no termina de decidir por sí mismo. Surgen sentimientos morales como la honestidad y la justicia necesaria para el desarrollo del propio juego. El peligro de esta forma de moral, es que el sistema de reglas quede aislado para los juegos.
Etapa autónoma
A partir de los 10 años los niños ya se percatan de que las reglas son acuerdos arbitrarios que pueden ser impugnados y modificados con el consentimiento de las personas a las que rigen, por lo cual la moralidad queda abierta a un relativismo, donde los jugadores establecen su propio sistema de normas o reglas, donde suele darse la no exigencia a la norma moral, esta puede ser cumplida como no, pues se ha perdido la visión de premio o castigo.
La autonomía de la voluntad sobre la naturaleza natural o sobre la naturaleza consensual o naturaleza mixta de la moralidad cae en un relativismo moral, se general principios universales dependiendo de una particularidad o particularidades, donde el adolescente como individuo autónomo tomará su propia decisión, su autonomía se caracterizará por no ser sometida por algún referente familiar o social. El individuo se independiza de la moralidad tradicional e intenta establecer su propia moral, ya que es autónoma, por ello la moralidad puede quedarse en las intenciones más que en las consecuencias de esas intenciones.

El niño y adolescente puede realizar operaciones abstractas, lo que revela de algún modo su propia naturaleza a hacer el bien y evitar el mal, integrándolos a sus propios sistemas morales personalizados manifestando en contra de un orden moral exterior o heredado por tradición. 

lunes, 24 de octubre de 2016

Diosa de Tulipanes

Tu no indiferencia no aumento mi pasión…
Ambos supimos que nos deseamos desnudos,
Deseosos de gozo.
Yo…
No cierro los ojos para verte,
al contrario,
los tengo bien abiertos para verte y sentirte como la diosa que eres.
No miro al cielo, porque el cielo es el suelo que pisas al andar,
El que mire al cielo…
sólo para verte, no trascenderá lo Diosa que eres.
Al que te diga que eres su Ángel,
no ha visto la naturaleza divina que eres.
Yo no quiero ser bendecido por la diosa de tulipanes,
Yo quiero pecar junto contigo mi diosa del eros
Tu cuerpo no es miel, tu cuerpo es néctar del manjar divino.
Mi diosa de lo impuro

hazme tuyo para no sentir el herido corazón.

“La filosofía como refugio ético”


El siguiente trabajo tiene como propósito el presentar de manera histórica, cómo el hombre, a través de su existencia, en las diferencias situaciones de su vida, se ha visto arrojado o puesto en el mundo. Donde, aquel hombre, se ha percatado no sólo de su existencia, sino de su existencia entregada a la acción.
A lo largo de la historia, nos hemos encontrado y nos encontraremos con una serie de dilucidaciones acerca de lo que es el buen comportamiento del hombre en sí, para sí y en sí, para los demás, es decir, aquella sociedad que es creada por el mismo hombre y que naturalmente, al mismo tiempo, lo recibe; llegando de esta manera a la posibilidad del desarrollo de un estado, lo cual, lo hemos podido comprobar, a lo largo de la misma historia de la filosofía, ya desde una perspectiva del devenir teleológico aristotélico  o por parte del idealismo alemán, en aquel desenvolvimiento dialéctico del “Geist” absoluto.
La ética, como reflexión filosófica de la moralidad acumulada en y del hombre, desde que el hombre es tal, tiene como propósito sobresalir como disciplina en una, ya no sólo sociedad enferma, sino en una cultura enferma, por el “pragmatismo” y “tecnologismo”, que constituyen las manifestaciones más evidentes del malestar actual,  expresadas en aquella vacía realidad del ser humano, que ha perdido su naturaleza especulativa o teórica; con lo cual, ha perdido también su bidimensionalidad o en palabras de G. Reale ha perdido aquel “segundo viaje”, refiriéndose a Platón. El hombre ha perdido su capacidad natural de conocer, tal como había sostenido el gran estagirita en la primera línea de su metafísica.
Dicho esto, es necesario aclarar la anterior afirmación, ya que nos podría traer no pocos problemas. No es que el hombre haya dejado de conocer, si no es que, aquel hombre, ha tenido una actitud de poco respeto a su propio conocimiento. Es decir, no ha tenido una actitud ética y/o moral en su compromiso con la verdad, ya sea esta, poiética, práctica o especulativa; lo cual, explicaría mejor, el decaimiento, e incluso eliminación parcial y/o total del saber teórico contemplativo. Lugar que ha sido ocupado por el conocimiento más que práctico, por el saber poiético, que, por naturaleza, ignora lo que hace. Así, aquel hombre, ya no se preguntará por el fundamento de lo que hace ni cómo lo hace, es decir, si corresponde adecuadamente o no a la naturaleza de su existencia entregada a la acción teleológica.
La ética, como disciplina filosófica, tiene el gran inconveniente de presuponer, lo que entiende acerca del hombre. Presupone, que éste, ha sido desarrollado y a la vez estudiado por una buena o correcta antropología y termina, erróneamente, por hablar de un hombre abstracto. Para no perder la costumbre, nosotros también caeremos en aquel error, pero no sin antes, por lo menos, mencionar los tres grandes presupuestos de la ética:
a) Presupone el conocimiento práctico, es decir presupone la captación del bien que es posible realizar.
b) Presupone el juicio acerca de la cualidad moral de las acciones.
c) Presupone la deliberación de que acción es la más adecuada.

El problema y al mismo tiempo error, de presuponer estos puntos, es que dejamos, para variar, al hombre unamuniano, por decirlo de algún modo. Es decir, dejamos a aquel hombre de carne y hueso, aquel que sufre, que llora, que muere y sobre todo muere,  para estancarnos en la idea de un hombre abstracto subjetivo propio de la modernidad.
Si bien la ética es la misma antropología entregada a la acción, es decir la antropología desenvolviéndose o haciéndose objetiva, no podemos caer, como solemos hacerlo, en hablar de un hombre abstracto. El hombre esta clavado a su tiempo y a su historia, está condicionado por su geografía, por sus circunstancias, por su voluntad, por su razón y también por su fe, de eso que hablo Santo Tomás con toda claridad en aquellos principios intrínsecos y extrínsecos, que ayudaban y ayudan a una interpretación integral del ser humano.
Antes de seguir con ideas un tanto sueltas pero que encierran una gran verdad, debo explicar el sentido histórico de la ética y como ésta (la ética) se ha convertido en refugio del hombre de saber teórico. ¿Por qué presento la idea de refugio? Pues parto de aquella cultura que habíamos caracteriza por su ser patológico, que se define, por esencia, y, sobre todo, define al hombre, por ausencia de ser, es decir, un vacío, y en este caso un vacío moral. De donde desprendo además el siguiente camino “obligatorio” que debe recorrer el hombre teórico.
1.      Es necesario que el hombre teórico huya del “sistema” se aleje de ese vacío moral, y busque asilo ya no fuera de sí, sino dentro de sí mismo, en aquel imperativo de la Grecia antigua “Nosce te ipsum” que “casualmente” se encuentra ligado a la divinidad y por lo tanto a una religión.
El hombre teórico, en primera instancia, debe rehuir de todo diálogo externo con los demás, pues aquellos, están afectados por dicha enfermedad.
En esta situación dramática del mismo hombre, estos personajes, caracterizados por su ser patológico, se han escogido así mismos sin hacer distancia necesaria para la reflexión; y al proceder de esta manera, al no haber distancia, se han terminado por aniquilar y terminan por aniquilar a los mismos filósofos.
El concepto de persona moral necesita de un desplazamiento más que histórico y jurídico, necesita de una distancia para poder captar y acertar su propio bien. Lo cual, revelaría, de cierta forma, que el hombre no es ninguna tabula rasa sin noción alguna de bien o mal moral.  El hombre sabe que necesita de una distancia, de un recorrido, que se da en la historia, para poder reconciliarse con su propio bien. Idea que encierra la no solo exterioridad del bien, si no que lo reafirma presuponiendo lo primero, es decir, la necesidad de refugiarse para saber que es el bien, y sólo, después, poder realizarlo.
2.      En segundo lugar, es necesario que el hombre teórico “deba” acoger por experiencia a “eso algo” (razón natural) o a “ese alguien” (ser divino) que sobrepase su propia reflexión crítica.
El hombre tiene la obligación moral de conocer, pues de “eso algo” o de “ese alguien” se desprenderá su moralidad. Y por ello, “debe” aislarse, “debe” refugiarse en algún lugar donde pueda inclinar la cabeza para poder sentirse seguro de sí.  Y más que sentirse seguro, es experimentar, que, a través, de su conocimiento teórico ha llegado a una verdad moral, es decir a un bien.

3. En tercer lugar, el hombre teórico, debe buscar una hermandad dedicada a la diaconía moral y/o ética, pues el hombre, ya sea como se nos presente, contractualista o no, no puede vivir en un estado de guerra “perpetua”.
El hombre, y no sólo el teórico, necesita de esa cierta fraternidad para el socorro no sólo de los pobres morales sino de los ricos no morales. Es decir, brindar un sitio de acogimiento con el propio ejemplo. Donde precisamente radicará la función natural del filósofo, el ser ejemplo, por ser aquel ser, que ha llegado a la perfección del conocimiento, por su mismo compromiso con la verdad, el filósofo es aquel que debe respetar su propio compromiso particular y social. Aquel pensar por los que no piensan y actuar bien por los que no actúan bien.
Dicho esto, entraremos a la parte histórica en cuestión moral; como ya nos ha enseñado la historia, y esto, si la historia realmente nos pudiese enseñar.  Casi siempre la moralidad se ha desprendido de una religión.  Esto con el objetivo de salvaguardar al alma post mortem. Antes que el cristianismo, el platonismo, gracias a la tradición órfica, ya se hablaba de la existencia del alma independiente del cuerpo. Sin querer entrar a grandes detalles, pues no lo hay, el núcleo de la religión órfica será expresada con ayuda de G. Reale, de la siguiente manera: a) En el hombre se alberga un principio divino, un demonio (alma) que cae en un cuerpo debido a una culpa originaria. b) Este demonio no sólo preexiste al cuerpo, sino que no muere junto con el cuerpo, y está destinado a reencarnarse en cuerpos sucesivos, a través de una serie de renacimientos, para expiar aquella culpa originaria. c) La vida órfica, con sus ritos y sus prácticas, es la única que está en condiciones de poner fin al ciclo de las reencarnaciones, liberando así el alma del cuerpo. d) Para quien se haya purificado (para los iniciados en los misterios órficos) hay un premio en el más allá (para los no iniciados, existen castigos)
De lo anterior, desprenderemos nuestra propia interpretación. Si nuestra salvación depende de la voluntad de los dioses, ¿no es un poco ilógico pretender salvarnos?, pues ya poseemos una condición divina. Podremos, acaso, preguntarnos realmente ¿qué es lo que nos salva? Si la religión órfica nos decía que el demonio (el alma) ya era algo divino, luego ¿de qué tendríamos que salvarnos? O es que los dioses también necesitan salvarse. Entonces, ¿es necesario admitir en la religión órfica una jerarquía de dioses?, donde unos podrían llegar a condenarse naturalmente y otros ser condenados e incluso otros podrían salvarse.
El hombre (órfico) se percataba de su propia condición divina, pero arrojada por una culpa original, la cual no negaba ni podía dejar de lado, (la condición divina) pues si lo hubiera hecho, ya no hubiera podido regresar al más allá, a esa especie de límite o finitud de constantes movimientos circulares. Este hombre -alma divina caída- se presenta por la composición de dos principios, el espiritual y el material, los cuales se encontraban desquebrajados, en una dicotomía distante y con distancia. El alma, aquel demonio, tenía que volver a su origen, pero al volver, tenía que despojarse de su materialidad, la cual estaba asociada con lo que le impedía retornar a su lugar de principio, por lo cual, la materialidad seria adjetivable con el carácter moral de malo.
Como vemos, la religión a modo de primer lugar de refugio ético y/o moral, es la primera forma de batalla contra toda postura que ve en y al hombre en una ni exclusiva unidimensionalidad de todo comportamiento naturalista. De ello, desprenderemos una interpretación de la ley natural, que se presentará como una naturalidad de la ley divina en su propio contexto.
Es decir, la ley natural, de la religión órfica, es comprender que, en esta especie de totalidad divina de realidad, en la cual se encuentra el hombre, ya no sólo caído sino vuelto al premio eterno, (dicha ley) consistiría en ser simplemente lo que eres, divinidad, en contraposición de la futura falacia naturalista, ser lo que eres, y eres naturaleza pura, donde se perderá aquello que la religión siempre ha combatido, aquella no escatología.
Para los órficos la ley natural, se presentará como aquella naturalidad de la ley divina, no tanto un “ordo rationalis”, sino simplemente un “divinus ordo” aquella determinación de ser siempre divino.
El segundo paso histórico ético y/o moral, corresponde a la edad griega. Habrá que distinguir, como lo hizo de manera precisa J. Ratzinger en su libro Introducción al cristianismo, aquella distinción de divinidades dentro de una misma Weltanschauung. Ratzinger hace referencia al Dios de la Fe y al Dios de los filósofos, a lo cual dominaré, la religión de la fe y la religión de los filósofos, donde podríamos hacer una distinción adicional, como se hizo en el capítulo IV de la encíclica Fides et Ratio, el dios de los paganos y el dios de los filósofos.  Y la elección, por parte, del cristianismo por el dios de los filósofos. Vemos, como en la misma cosmología se ha podido distinguir, tres tipos ya no sólo de saberes sinos tres tipos de sacralidad(es). La primera el dios de los paganos, la segunda el dios de los filósofos, y por último el dios de los cristianos.
A esto no añadiremos más que algunas cuentas interpretaciones, pero en el fondo lo que queremos decir es lo que ya habíamos dicho, cuando hicimos referencia a la religión órfica, es decir la religión como refugio ético natural del hombre y la batalla que da, en contraposición de toda interpretación naturalista del propio hombre, que tiene como principio el sólo cumplimiento de la norma externa.
a)      El dios de los paganos, y no en el sentido déspota del término, sino simplemente aquella creencia caracterizada por un politeísmo sagrado. Qué vamos a decir sobre la presencia cotidiana de los dioses griegos, que ya no lo haya dicho Homero en sus grandes poemas, como lo son la Ilíada y la Odiosa. En ellas, vemos la naturalidad de la bidimensionalidad del hombre griego y la presencia real de las divinidades de la Grecia “primitiva”, por ejemplo, en el capítulo V de la Ilíada tenemos la narración de la lucha de mortales e inmorales, o en el capítulo VII donde la batalla es ininterrumpida por el dialogo entre los inmortales. Donde Zeus se destaca por su autoconciencia de ser el más poderoso, entre los demás dioses, pues ordena a los demás inmortales: “Nadie debe ayudar ni a los aqueos ni a los troyanos…” o en la Odisea, en el capítulo I, donde se da el concilio de los Dioses y la exhortación de Atenea. Esta implora a Zeus por el regreso de Odiseo, argumentando que Ulises había hecho muchos sacrificios a Zeus. Zeus responde a aquella súplica, de la siguiente manera, “yo no estoy en contra de Ulises ni de su regreso, el que estaba era Poseidón, pues Ulises cegó al ciclope Polifemo, uno de los hijos de aquel dios”.
Sin querer entrar en más detalles, en los que podemos extendernos y perdernos, por la riqueza de dichas narraciones, podemos ver, muy aparte de las experiencias particulares que tuvieron los griegos primitivos con aquellas divinidades no purificadas, la intencionalidad que se desprende directa o indirectamente de la poesía, por ello, presentaré a la poesía como “segundo refugio ético y/o moral del hombre teórico”, en donde se aprendía y enseñaba la ley natural, por medio de una ley divina.
Obviamente habrá que hacer y entender la distinción que realizo Platón en su dialogo Ion,  al referirse no solo al poeta como un recitador de los poemas de homero y los recitadores que hablaban de sus propias poesías. Acudiendo a Sócrates, Platón, nos dice lo que es aquel recitar, “lo que te mueve a hablar bien de homero, no es una técnica, pues si la tuviera, hablaría de los otros poetas también de buena manera, pero vemos en la realidad, que Ion no habla de otros. Lo que realmente te mueve hablar así de Homero es una fuerza divina” y párrafos luego dirá: “los buenos poetas serán todos aquellos no poseedores de una buena técnica, sino que están endiosados y posesos”.  Por lo cual, sostenemos la idea de la poesía como hechura de los dioses y no de los hombres, siendo esto así los hombres que poseen este arte, es decir los poetas, son los intérpretes de los dioses, mientras que cualquier otro imitador, será intérprete de los intérpretes.
Con esto, quiero decir, que la poesía tiene un propósito pedagógico moral, y en esto, estoy en desacuerdo profundamente con la otra idea del maestro de Aristóteles, en su teoría de una polis sin poetas; pues la poesía el fondo y con el paso previo de desmitificar los mares, los ríos, las plantas, etc. Nos habla de cuestiones fundamentales de la vida, nos habla de la lejanía del hogar y su verdadero valor, de la casa paterna, del comer en familia, el valor de ella, del matrimonio, de la fidelidad de Penélope, del valor de lo conseguido con el esfuerzo del propio trabajo, el respeto al huésped,  entre otras cosas, de las que Ulises se vio alejado por soberbia, ese crecimiento para arriba no sólo de la razón sino también de la voluntad, ese enfrentarse a lo sobrenatural en esa especie de teología no de caridad sino de soberbia especulativa. El ingenio de Ulises fue su mayor pecado -amartia- con lo cual, reconocemos, otra vez, que detrás de la ley divina existe una ley moral natural, la cual puede ser asimilada o anulada por el hombre, pues vemos que, en diferentes contextos, de las diferentes divinidades, tanto las órficas como las de la Grecia primitiva, y posteriormente, la religión purificada de los filósofos, mandaran el buen comportamiento. Las creencias pueden ser distintas, pero lo que compartirán, es el buen comportamiento moral del hombre y no de la naturaleza en general.  La poesía como segunda forma de refugio ético responderá a nuestras preguntas universales fundamentales.
b)      El dios de los filósofos, se refiere a aquella cristalización o purificación de aquellas divinidades paganas, siendo su mayor exponente Jenófanes. He aquí una de sus grandes máximas para reafirmar lo dicho anteriormente. “Un dios es el sumo entre los dioses y los hombres, ni en su forma ni en su pensamiento es igual que a los mortales”  Así, este filósofo accedía a un conocimiento perfecto, para su contexto de la divinidad pura, prescindiendo de toda realidad antropomórfica, olvidando intencionalmente los movimientos psíquicos, corporales y morales, que enfermaban a lo divino, con la corrupción humana, y con el devenir. Si algo caracteriza a lo divino es su eternidad, y por lo tanto su universalidad.
Dentro del contexto de la religión purificada de los filósofos griegos; el hombre como ser teórico, no sólo se preguntó por su existencia, a la vez se preguntó por su condición moral de su propio conocimiento, es decir por aquella existencia entregada a la acción en busca de la verdad, y por ende de su propio bien; si no hubiera sido así, Aristóteles no hubiera llegado a la separación de saberes y el compromiso moral de cada uno de ellos, sobre todo y por excelencia, el conocimiento de tipo contemplativo o teórico, pues al contemplar la verdad, ha tenido que descubrir su verdadero bien, el cual lo ha “obligado” a vivir de una forma epistemológica propia, que se traduce a una buena vida moral, donde ya no se hablaría propiamente de una recompensa de un más allá “hadeatico”, sino un más allá especulativo.
El problema de los inicios de la filosofía purificada se nos presenta con los filósofos presocráticos, en sus teorías del primer principio.  Directamente, la mayoría de ellos, nos llevarán a un naturalismo. Siempre y cuando el primer principio materialista no sea tal principio, es decir, si el primer principio, se presentase de una manera científica, entendida ésta de forma descontextualizada, así caeremos en aquel error naturalista; pero por necesidad de contexto, tal primer principio caerá, por su propio peso, en la idea de una justificación metafísica del agua, del aire, del fuego, entre otros. En el fondo, el primer principio material se convertirá en una especie de teología natural, donde la ley natural se manifestará en aquel lugar que ocupes según tu propia naturaleza. Podríamos llamarlo un naturalismo metafísico.
Con Platón, se va purificando más la idea de bien y sobre todo la idea de virtud, pues ya en sus diálogos nos lo mostraba.  La idea de bien, no es la idea de Dios, por lo cual, no podríamos realizar una exposición cayendo en este error. Para Platón, lo más propio del alma es la realización del bien según su naturaleza, y la pregunta formal que tendríamos que realizarnos es: cuál es la naturaleza del hombre teórico para este autor, a lo cual responderemos con sus propias palabras.
Sóc. - … debemos hablar de los corifeos. ¿Para qué mencionar, a gente que es inferior a éstos en la práctica de la filosofía? En primer lugar, comenzaremos diciendo que aquéllos desconocen desde su juventud el camino que conduce al ágora y no saben dónde están los tribunales ni del consejo ni ningún otro de los lugares públicos… No se paran a mirar ni prestan oídos a nada que se refiera a leyes o a decretos, ya se den a conocer oralmente o por escrito. Y no se les ocurre ni en sueños participar en las intrigas de las camarillas para ocupar los cargos, ni acuden a las reuniones ni a los banquetes y fiestas que se celebran con flautistas, Además, el hecho de que alguien en la ciudad sea de noble o baja cuna o haya heredado alguna tara de sus antepasados, por parte de hombres o mujeres, le importa menos, como suele decirse. que las copas de agua que hay en el mar. Ni siquiera sabe que desconoce todo esto, ya que no se aleja de ello para granjearse una buena reputación. Ocurre, más bien, que en realidad sólo su cuerpo está y reside en la ciudad, mientras que su pensamiento estima que todas estas cosas tienen muy poca o ninguna importancia y vuela por encima de ellas con desprecio. Como decía Píndaro, él se adentra “en las profundidades de la tierra” y lo mismo se interesa por su extensión, cuando se dedica a la geometría. que va “más allá de los cielos” en sus estudios astronómicos. Todo lo investiga buscando la naturaleza entera de los seres que componen el todo, sin detenerse en ninguna de las cosas que le son más próximas.
“Teod. - ¿Por qué dices todo esto, Sócrates?
Soc. - Es lo mismo que se cuenta de Tales, Teodoro. Éste, cuando estudiaba los asiros, se cayó en un pozo, al mirar hacia arriba, y se dice -que una sirvienta tracia, ingeniosa y simpática, se burlaba de él, porque quería saber las cosas del cielo, pero se olvidaba de las que tenía delante de sus pies. La misma burla podría hacerse de todos los que le dedican su vida a la filosofía. En realidad, a una persona así le pasan desapercibidos sus próximos y sus vecinos y no solamente desconoce qué es lo que hacen, sino el hecho mismo de que sean hombres o cualquier otra criatura. Sin embargo, cuando se trata de saber que es en verdad el hombre y que le corresponde hacer o sufrir a una naturaleza como la suya, a diferencia de los demás seres, pone todo su esfuerzo en investigarlo y examinarlo atentamente. ¿Comprendes, Teodoro, o no?” 
Con estas profundas palabras reafirmo mi posición acerca sobre el hombre teórico. En primera instancia, a aquel, no debe importarle, el dialogo con los demás, primero es necesario en el orden platónico, la importancia sobre sí mismo, para poder descubrir que le corresponde hacer o sufrir según su propia naturaleza. De lo cual desprendemos el sentido moral del accionar platónico, ya no hablamos de las divinidades, ni de la exigencia ética que piden estas al hombre, ahora el hombre camina contemplando si bien a los astros, se contempla así mismo en un compromiso moral epistemológico, en aquella idea de Bien, por medio de la reminiscencia. (es decir el hombre platónico tiene el compromiso moral epistemológico de llegar a su propio bien)
A diferencia de la poesía, donde la enseñanza nos venía de la polirealidad sagrada, ahora la exigencia moral nos viene desde nuestra propia interioridad, de aquella realidad purificada. Con los cual, el verdadero filósofo, quien ama contemplar la verdad por excelencia, obtendrá de su propio conocimiento el compromiso moral y/o ético. En el fondo, y esto debe ser por el propio contexto del devenir, propia de la concepción griega, Platón establecerá la realización del bien, en cuanto conocido por la razón, en aquel proceso de la reminiscencia divina, que se justificará en un “ordo naturalis”, pues como ya es sabido la realidad ha sido superada por aquel segundo viaje, es decir por aquella metafísica del mundo sublunar y supralunar. Por lo tanto, en esta purificación de lo divino, no se desecha a lo divino, si no se le perfecciona, por lo cual la ley natural purificada por el hombre teórico, seguirá siendo enseñada por aquella religión purificada. Por lo cual seguimos presentando a la ley divina en su propia naturalidad, por el propio contexto.
La de idea de moral o ética, en Aristóteles la extraeremos de su propia cosmología, la cual no las presenta de un orden jerárquico natural, pero que a la vez es sostenido, dicho “ordo naturalis”, por un “ordine metaphysico”.
No se trata de repetir teorías, sino por lo menos tratar de justificar una nueva interpretación de los hechos, aunque después de lo escrito de Platón, todo se considere un pie de página. Aristóteles, al ser más sistemático, que su profesor, podremos encontrar más rápidamente las cosas que nos convienen. Para Aristóteles, en su cosmología de ver al mundo en una no distinción de mundos como las de Platón, no significaba que haya eliminado el valor trascendente en su propuesta. Mientras que el estagirita sostenga toda su propuesta en uno o varios “noesis noeseus” habrá una justificación metafísica de la realidad existente. Y mientras se dé dicha posibilidad, habrá una puerta abierta para una religión purificada, aquel compromiso moral del propio conocimiento teórico.
Tanto para Aristóteles como para Platón, están fuertemente marcados al devenir, propio de su contexto histórico, el cual se ha caracterizado por su propia materialidad, pero al haber a estos filósofos, tanto pre como post socráticos, superar su propia materialidad, han dado lugar a una purificada religión, que no es otra cosa, sin más ni menos, que la filosofía.
Lo sorprendente de todo esto, es la propuesta de una buena vida (Eu Zen) ante un acabose del universo existente, por su particular visión del tiempo circular. ¿si todo se destruye, por qué hemos de comportarnos bien, por qué hemos de vivir una vida de virtudes tanto éticas como dianoéticas si tengo plena conciencia de mi propia destrucción?
Lo cual también nos llevaría a un radicalismo extremo expresado por el poeta y filósofo Teognis quien sostiene que “la peor enfermedad que tiene el hombre es su existencia y el mejor remedio es su pronta muerte”, cosa que había repetido de alguna u otra manera Sócrates cuando bebe la cicuta y habla con Cebes, recordándole las siguientes palabras, las cuales tienen que llegar a Eveno. “Dile que le vaya bien, y dile que, si es sensato, me siga lo antes posible.” (PLATÓN, Fedón 61b-c.) Pero el mismo Platón nos hará recordar un poco más adelante, que no debemos acabar nuestra existencia, pues lo dioses nos cuidaban mejor que nosotros, es decir, Platón nos recomendaba el no sometimiento al suicidio pues somos posesiones de la divinidad. (PLATÓN, Fedón 62c.)
Con lo cual no cabría la posibilidad del suicidio como el mejor comportamiento ético del hombre teórico. Si bien esta interpretación puede ser ingenua no podemos negarla a menos que escuchemos al mismo Platón y leer las palabras de Zaleuco en el preámbulo de sus leyes.
“…Todo ciudadano debe estar persuadido de la existencia de la divinidad: baste observar el orden y la armonía del universo para estar convencido de que la casualidad no puede haberlo formado. Se debe ser dueño de su alma, purificarla y separarla de todo mal, persuadiéndose que Dios no puede estar bien persuadido por los perversos y que no se parece en nada a los miserables mortales que se ablandan por medio de ceremonias magníficas y por sus suntuosas ofrendas. La virtud sola y la disposición constante a hacer el bien pueden agradarle. Que se trate de ser justo en los principios y en las obras, este es el modo de ser amado de la divinidad. Todos deben temer lo que conduce a la ignominia, mucho más que lo que conduce a la pobreza. Es necesario mirar como al mejor ciudadano, el que abandona la fortuna por la justicia: pero aquellos a quienes sus pasiones violentas arrastran hacia el mal, hombres, mujeres, ciudadanos, simples habitantes, deben todos acordarse de los dioses y pensar a menudo en los juicios severos que ejercen contra los culpables. Que tengan presente la hora de su muerte, la hora fatal que nos espera a todos, hora en la cual la memoria de las faltas cometidas hace nacer los remordimientos y el vano arrepentimiento de no haber sometido todas nuestras acciones a la equidad. Todos deben portarse siempre como si cada momento fuere el momento último de la vida…”

Este trabajo tuvo como propósito hacer un recorrido histórico, pero el tiempo nos ha quedado corto. Así que hemos presentado la ley natural dentro del primer contexto histórico. Donde hemos presentado la ley natural en diferentes contextos, como lo fueron la religión, la poesía y la religión purificada de los filósofos, es decir, la filosofía. En estos escenarios hemos pretendido tratar de hacer una nueva interpretación de la presencia de la ley natural, la cual hemos podido presentarla bajo la forma de la naturalidad de ley divina, en esta primera etapa de la vida moral del hombre teórico.

jueves, 22 de septiembre de 2016

El impacto de internet en la vida diaria

Hace no más de 30 años atrás en unos cuantos colegios se tuvo el privilegio de tener un laboratorio de computo donde se aprendía el uso de aquel programa llamado logos, conocido como el de la tortuga; y en aquel proceso de aprendizaje nos topamos con uno de los primeros cambios perceptibles, que presencio nuestra generación, el paso del disquete de 5¼,  al disquete de 3½, que poco después de transformarían en el famoso “zip” unidad superdisk con puerto paralelo y disquete LS 120, que con el rápido avance de las ciencias informáticas, desapareció, como termino por desaparecer el cotidiano Cd. Dvd, Usb, Mp3, Mp4, por una nube artificial, donde se guardan todo tipo de archivos de distinta clase, pero que poseen de alguna forma, un tipo de unidad en nuestro lenguaje cotidiano, por todos aquellos que están injertados a esta nueva época de tecnología. Donde las distintas generaciones y sobre todo las más antiguas encontraran no pocos problemas, si no se suben a la nube de la modernidad.

El primer acceso a esta nube y por gracioso que parezca se llama click. Aquel ruido tan distinguido del fiel compañero mouse, que poco a poco también ha ido desapareciendo por un dedo scroll.
La revolución global de la Internet y su funcionalidad ha hecho que todo ser humano tenga la posibilidad de una existencia virtual en las redes, un ser más allá de sí mismo y acceder a sitios antes sólo imaginados por la literatura o la propia imaginación del ser humano. Ya no solo escuchas la radio o lees libros para hacerte la idea de diferentes partes del mundo, ahora los tienes gracias al google maps y google earth. Podemos ver la diversidad de constelaciones y a la vez podemos pedir una pizza que llegará antes de media hora.

Pero la pregunta que internet nos ha dejado sin responder, es el uso adecuado o no de tan grande plataforma de información, por ejemplo, en el uso privado yo y la máquina, como en el uso público de ella misma, el yo y la maquina más la sociedad, donde ejerceré una fuerza virtual política, económica, y jurídica, por usar los aspectos más serios del uso de las redes, como también las fuerzas del ocio, del video juego y de la pornografía. Y reclamar, a la vez, el uso libre de acceso exaltando el termino de democracia, que ha dejado el país concreto, para establecerse en un mundo globalizado, teniendo como principio el uso de la red desde cualquier artefacto con acceso a la web. Cantidad no es igual que calidad, es imposible la idea de una autarquía política y economía, como se dio en las polis griegas hace de dos mil años atrás. Se trata de estar conectados en esta telaraña que nos planteara otra pregunta fundamental… ¿somos la araña quien la teje o somos la presa en la web?



miércoles, 7 de septiembre de 2016

A la peste

Tan solo ver tu rostro
hace que mis intestinos vituperen asco,
Ya no soy el mismo
de antes para escribir romanticismo.
Ahora solo las vísceras crean para ti.
Asco, pestilencia, diarreas, una peste completa como la de Camus.
Una mujer para cada día
Y ninguna eres tú.
Y si te asombras de mis escritos, es porque los filósofos somos los seres que captamos

 más y olvidamos menos.

A la tentación

Por qué no te bese cuando tuve la oportunidad de hacerlo
Por qué tus labios no llegaron a mi boca
Acaso no sabías que te deseaba

Por qué tus labios jugaron por mi cuello
Por qué tu lápiz labial amaneció en mi camisa
Por qué tus labios jugaron en mi oreja
Por qué tu lengua toco el alma mía

No sabes que abrazaba a alguien y querías que seas tú
No sabes cuánto bien me hubieras hecho 

Tenerte en mis brazos
Sentir tu cuerpo

Eres hermosa y lo seguirás siendo mientras vivas en mis pensamientos

lunes, 5 de septiembre de 2016

A Claudia Cisneros por su articulo "al engaño de la religión"

A la señorita Claudia Cisneros.
Si bien cada uno es libre de expresar sus ideas como usted lo está haciendo, con el objetivo de buscar alguna verdad que de alguna u otra manera la aleje de su angustia existencial. No por ello debe escribir mentiras. Si no caerá en ese dicho: “Miente y miente que algo quedará”. Es una lástima que se exprese así de la religión.
Lo que usted pregona no es del todo verdad y si no es verdad del todo, en una mentira del todo. Si bien sabemos de qué pie cojea, como toda persona nacida en un país como el nuestro, que vive un profundo resentimiento con el comunismo. No puede escribir mentiras argumentando que usted está en la verdad y no puede hacerlo contradiciéndose tanto como lo hace.
Si bien yo no soy católico practicante, como debería de serlo, me revienta el hecho que se trate con tan bajeza ciertos temas. Y usted miente o es ignorante, pues inicia en su artículo de la siguiente manera, “he llegado a pensar que la función de la religión es cumplir cierto rol en la sociedad” Esto es un absurdo desde el punto de vista de las religiones en sí mismas. Ninguna religión se maneja con términos de costo y beneficio. La palabra que usted busca o a olvido intencionalmente es la de “naturaleza”, que tiene por fin o sentido la vida bienaventurada de los creyentes.
Usted sostendrá que la función de la religión es un alivio… ¿podría precisar qué alivio? Entonces, dice que la religión no cumple su funcionalidad y por lo tanto que debería no existir, para que después usted misma la acepte, la recoja y de nuevo la ¿critique?... Porque usted de una buena vez dice en viva voz que es “atea ignorante” y deja de tocar estos temas.
Luego dirá que la religión evita el encuentro existencial… por favor… quien dice que la angustia existencial es mala… al contrario te hace poner los pies en la tierra. Existencialismo que San Agustín de Hipona, usaba en sus escritos… Insisto usted no puede utilizar un lenguaje de funcionalidad en temas teológicos, metafísicos, morales o éticos. Y, por cierto, quien dice que el hombre no piensa lo bueno y lo malo por sí mismo. Y, por último, si no fuera así usted sería un hombre divinizado para su propia religión, y por lo tanto esclava de su propia ignorancia.
Usted cree que el que no sabe ni un poco de cultura… no sabe lo que está bien o está mal para sí mismo… o sea en un país tercer mundista carente de cultura como el nuestro… todos tendríamos que ser ¿amorales? ¿Y que los países del primer mundo están de las mil maravillas, siendo por antonomasia hombres éticos en su absoluta excelencia? ¿O es que usted no narraba noticias nacionales o internacionales? Que mostraban la abominable situación del ser humano en las guerras o conflictos internacionales.
Desde que el hombre apareció, el mismo sabe que hay un bien y un mal, pues esto está en su propia naturaleza, otra cosa es que ahora las ciencias particulares positivas creen un nuevo sistema de derecho, que te digan lo siguiente: “lo que está bien es a favor de la ley y lo malo en contra de la ley” … pero no le parece un poco estúpida esta idea para que gente como usted preparada… llegue a tal conclusión.
Usted dice que la religión lacera la mente humana, quien lacera verdad es usted. Pues como le digo desde que el hombre es hombre, tiene el fenómeno de la trascendencia o inmanencia divina. Lo cual le ha permitido establecer un progreso, que, si bien ahora es llevado por un cientificismo mediocre, pues ha dejado servir al hombre y ahora la ciencia se sirve del hombre.
Por eso ahora el nuevo “dios” es la tecnología… y porque no está contra este tipo de religión. En ningún momento usted menciona al Dios cristiano, musulmán, judío, etc. De que “dios” habla. El “dios” idea de Hegel, el “dios” humanidad de Feuerbach, el “dios” tecnócrata, o el dios de la religión desde un punto de vista teísta, deísta. Puede precisar cuál por favor…
La religión no son padres, no son escuelas, no son instituciones, la religión son relaciones con el ser trascendental. No le manifiesto la idea de una religión personal del catolicismo, pues ya veo que es una resentida contra esta religión. Y no está mal que la niegue, está en todo su derecho y libertad de hacerlo, pero la libertad es tal, porque conlleva una responsabilidad. Así que no lance dardos sin saber a dónde lanza. No mienta por favor.
Respecto al tema de la homosexualidad. Ya el papa actual ha sido aplaudido por decir, que “él” no es nadie para juzgarlos. Ahora bien, eso la iglesia católica, lo ha dicho mucho tiempo atrás en el Catecismo que pregona, no recuerdo el numeral, pero ahí lo encontrara se lo aseguro. Nadie está para juzgar, si usted defiende una postura y pide que sean tolerante con usted, Usted haga lo mismo sea tolerante con el que piensa diferente de usted, Y por favor que sea tolerancia con verdad. Si no es pura hipocresía.

Y la religión no puede llegar a dejar de existir, pues mataríamos primero a todos los hombres, y luego a toda la naturaleza, pues esta también tiene una armonía con dios.

Siento

Aquel día
No resulto tan feliz como lo esperaba
Terminó por ser un día más de desgarramiento
de muerte
de miseria
Compañera de vida
Tú Muerte
Por qué sólo me contemplas 
y no me posees de una maldita buena vez...

Acaso...
Realmente la vida tiene un propósito, ¿un sentido?
Acaso aquel propósito no es exactamente lo que uno no quiere sentir... y por eso uno
escapa de ello...
que somos seres para la muerte.

Por qué huir de ese sentimiento de espíritu flagelado, del cuerpo vacío
de sentimientos buenos hasta tal vez bonitos o sentimiento malditos, frívolos y macabros
Huir del ser "dinamitado" que somos
¿Tendrá acaso sentido? 


viernes, 2 de septiembre de 2016

Entre mis apuntes

… El lenguaje tiene que hacer frente al vacío, a la desesperación
Por eso los poetas son los dioses liberadores
Nos desatan de las cadenas de la materia
Y nos dejan entrar en un mundo nuevo…

Al beso escrito

Si sabe escribir bien… sabe besar perfectamente...
si el poeta o el escritor... escribe con el propósito de robarle el alma a la musa amada...
sabe besar perfectamente…
pues un beso…
No es otra cosa que el puente que une las almas...

lunes, 29 de agosto de 2016

A Andrea

No sabes cuánto bien me hace verte
Más que verte, diría yo, contemplarte.

No sabes que al estar a tu lado
Olvido el mundo que me rodea
Y tú, te conviertes por unos instantes,
En el centro de mi mundo,
mi eclipse, mí universo

No tienes idea o creo que si la tienes…
De aquella hermosa figura que tiene tu cuerpo
Que en aquella noche...
 deseaba arrancarte aquel vestido traslúcido y contemplar tu forma
perfecta de mujer.

Otra vez sigo escribiendo para ti,
Pues todas las cosas que he pasado contigo
de ninguna de ellas he olvidado

Tienes un poder en mi casi hipnotizante o idiotizador dirían otros…
¿Acaso realmente lo tienes?
y te aprovechas de un simple mortal

Tu cuerpo entre la oscuridad de la noche
Tus pies bañados por la mar
La delicia de tu cintura
La inocencia de tus deseos
La curvatura de tus senos perfectos

¡Te adoro!

Si fuera artista, serias mi Venus
Si fuera artista, serias mi amor sacro y profano
Si fuera artista serías mi joven de la perla
Pero sólo soy filósofo y mi filosofía eres tú.

Prometo que nunca olvidaré, como lo suelo hacer,
el poder contemplar tu bella forma de ser mujer

Me has extasiado y excitado
Me has poseído como las musas poseen a los poetas
Me has poseído como Dios posee a sus místicos
Me has poseído con la belleza de tus senos
y tan sólo por un momento, al contemplarte, sin que te dieras cuenta…
¡Volví a ser feliz por un instante!

Fui feliz al ver tus ojos
Eran dos faroles que alumbraban mi norte



viernes, 26 de agosto de 2016

Sabias palabras de Ovidio en su obra Amores.

¿Me preguntas por qué he cambiado? Porque me pides que te pague. Por ese motivo no me puedes agradar. Mientras eras sencilla, ame tu alma junto con tu cuerpo. Ahora por una falta de tu carácter, ha quedado viciada tu belleza. Y el Amor es niño y desnudo; tiene una edad que no admite mezquindades y, para mostrarse sin dobleces, no lleva ninguna vestidura. ¿Por qué mandáis que el hijo de Venus se prostituya por dinero? No tiene bolsillo donde guardarse el dinero. Ni Venus ni el hijo de Venus están dotados para combates fieros; no conviene que cobren sol dada unos dioses no soldados