Hace no más de 30 años
atrás en unos cuantos colegios se tuvo el privilegio de tener un laboratorio de
computo donde se aprendía el uso de aquel programa llamado logos, conocido como
el de la tortuga; y en aquel proceso de aprendizaje nos topamos con uno de los
primeros cambios perceptibles, que presencio nuestra generación, el paso del
disquete de 5¼, al disquete de 3½, que
poco después de transformarían en el famoso “zip” unidad superdisk con puerto
paralelo y disquete LS 120, que con el rápido avance de las ciencias
informáticas, desapareció, como termino por desaparecer el cotidiano Cd. Dvd,
Usb, Mp3, Mp4, por una nube artificial, donde se guardan todo tipo de archivos
de distinta clase, pero que poseen de alguna forma, un tipo de unidad en
nuestro lenguaje cotidiano, por todos aquellos que están injertados a esta
nueva época de tecnología. Donde las distintas generaciones y sobre todo las
más antiguas encontraran no pocos problemas, si no se suben a la nube de la
modernidad.
El primer acceso a esta
nube y por gracioso que parezca se llama click. Aquel ruido tan distinguido del
fiel compañero mouse, que poco a poco también ha ido desapareciendo por un dedo
scroll.
La revolución global de
la Internet y su funcionalidad ha hecho que todo ser humano tenga la
posibilidad de una existencia virtual en las redes, un ser más allá de sí mismo
y acceder a sitios antes sólo imaginados por la literatura o la propia
imaginación del ser humano. Ya no solo escuchas la radio o lees libros para
hacerte la idea de diferentes partes del mundo, ahora los tienes gracias al
google maps y google earth. Podemos ver la diversidad de constelaciones y a la
vez podemos pedir una pizza que llegará antes de media hora.
Pero la pregunta que
internet nos ha dejado sin responder, es el uso adecuado o no de tan grande
plataforma de información, por ejemplo, en el uso privado yo y la máquina, como
en el uso público de ella misma, el yo y la maquina más la sociedad, donde
ejerceré una fuerza virtual política, económica, y jurídica, por usar los
aspectos más serios del uso de las redes, como también las fuerzas del ocio,
del video juego y de la pornografía. Y reclamar, a la vez, el uso libre de
acceso exaltando el termino de democracia, que ha dejado el país concreto, para
establecerse en un mundo globalizado, teniendo como principio el uso de la red
desde cualquier artefacto con acceso a la web. Cantidad no es igual que
calidad, es imposible la idea de una autarquía política y economía, como se dio
en las polis griegas hace de dos mil años atrás. Se trata de estar conectados
en esta telaraña que nos planteara otra pregunta fundamental… ¿somos la araña
quien la teje o somos la presa en la web?